El día a día te impide muchas veces valorar determinadas cosas que tienen mucha más importancia que otras por las que te preocupas.
Hablo de los amigos, aquellos que se dicen que se cuentan con los dedos de una mano, los amigos de verdad.
Pese a no poder compartir muchos momentos con ellos ya que la vida lleva a cada uno por un camino diferente, siempre hay ganas de verles cuando se organiza alguna cena, fiesta o simplemente un momento para poder veros y charlar un rato.
Las palabras de agradecimiento a estas personas nunca serán suficientes, porque siempre te han ayudado y han estado contigo en los momentos en los que más lo necesitabas, y habéis compartido juntos muy buenos momentos.
Te gustaría estar más tiempo con ellos, aunque por razones obvias es imposible, pero la ilusión y alegría que tienes cuando les ves llenan los momentos de ausencia de su compañía.
Cuando veías todo oscuro ellos/as son los que te dieron la luz, los que te abrieron los ojos y te hicieron reaccionar.
Muy probable es que no lo parezca, pero el cariño que les tienes es como si les conocieras de toda la vida, aunque con muchos de ellos empezaste a hablar hace unos tres años de un modo más fluido.
Los grupos de amigos se van conformando según los comportamientos e inquietudes de los que lo integran, así como el carácter de ellos… y es que no ibas a ser amigo de otros, ellos son los que valen de verdad.
A pesar de no poder ayudarles demasiado, siempre quieres echarles una mano y saber qué tal les va, y que novedades hay en su vida.
Lo que hagas por ellos, es desinteresado, simplemente se debe a que les quieres y son como unos hermanos para ti.
Hay mucha otra gente que vale la pena en mi vida, pero esta vez va por estos, por los amigos de verdad. Cuando lo lean, van a saber quien son y únicamente puedo daros las gracias, siempre tendréis a un amigo aquí.
No todos los jóvenes somos iguales 