No todos los jóvenes somos iguales

"El éxito sin honor es el mayor de los fracasos"

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Historias de Cuba (Capítulo I). Primera parte


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Historias de Cuba. Capítulo I: «El único lugar del mundo en el que nunca podrá pasar nada». Familia Barceló Cuadrado, Primera parte.

Maité Barceló Cuadrado, abuela de quien escribe humildemente estas líneas, siente Cuba como parte importante de su vida y a pesar del paso de los años el tiempo no quita de sus palabras ese acento y ese gusto por lo que vivió en sus carnes en la isla.

La familia Cuadrado viene de un pequeño municipio de la comarca de la Tierra de Ledesma, provincia de Salamanca, llamado Almendra. Su abuelo se llamaba Bernabé Cuadrado y su abuela Teresa Barrueco, viajando para Santiago de Cuba (capital de la Provincia de Oriente) muy jóvenes, con sus padres.

Muchos jóvenes por entonces querían marcharse puesto que les obligaban a ir a las guerras de las colonias españolas, a batallas perdidas. Esto lo evitaban muchos dando un dinero a cambio de que otra persona fuese en su lugar. Este no fue el caso de Bernabé Cuadrado, que con unos 18 años llegó a Santiago de Cuba, llegando con un contacto que tenía en la isla, trabajando en un almacén de víveres. Muchas de estas bodegas (así llamados los ultramarinos entonces) eran de “gallegos” (españoles), ponían a trabajar a pequeños como Bernabé sin darles nada de dinero y prometiendo que serían recompensados en un futuro.

Maité Barceló Cuadrado recuerda lo que le contaba su abuelo sobre cómo comenzó en este almacén de víveres: “el abuelo dormía en el mostrador de la bodega, luego fue creciendo y más tarde tuvo su negocio: un almacén de víveres”. El almacén terminó siendo conocido en todo Santiago de Cuba y cogiendo importancia con el paso del tiempo. B.Cuadrado & Cia. S.L. era el nombre que obtenía la empresa que había conseguido fundar Bernabé tras años de esfuerzo y sacrificio para sacar esto adelante. Curiosamente, su almacén de víveres estaba pegado al almacén de Bacardi, empresa que en un principio apoyó al régimen castrista pero que posteriormente saldría de Cuba sin dar la fórmula de su ron a la familia Castro.

La obsesión de Bernabé Cuadrado era tener una finca. Ya había conseguido fundar el almacén de víveres y quería cumplir su sueño de tener una gran parcela, aunque finalmente no compró la que él quería, terminó adquiriendo una que no quedaba en zona urbana y llana como le hubiese gustado. La finca que finalmente terminaría comprando recibía el nombre de “Soledad”, era una zona más escarpada y próxima a la sierra y tenía granito. Por allí estuvo escondido Fidel Castro, el día que él y los que le apoyaron quisieron tomar el Cuartel Moncada. Tras la revuelta que hubo se vio obligado a escapar y fue allí a esconderse, una zona en la que sería más complicado encontrarle.

Bernabé tenía una finca además de una vaquería, consiguió tener bastantes medios. En un principio no vivieron en Vista Alegre, su residencia se encontraba en la ciudad, donde, enfrente de su vivienda se instaló un surtidor de gasolina. Un día que Bernabé se había ido a montar a caballo a la finca, se incendió la casa. Un señor mientras repostaba estaba fumando un puro, tiró la gasolina y el puro fue a parar a la gasolina, lo que hizo que prendiera todo lo que se encontraba alrededor del surtidor, quemando la casa por la que tanto había luchado Bernabé.

Cuando comenzó el incendio de la casa, enrollaron a los niños que estaban dentro en mantas y sábanas tirándolos por la ventana, saliendo ilesos.  La madre de Maité Barceló, Maricusa Cuadrado, se quedó atrás en este incendio y en un principio no pudo escapar. Las llamas no le habían afectado pero las elevadas temperaturas del interior del domicilio hicieron que la cara y los brazos se le quemaran. Sobre todo sufrió daños en el brazo derecho, donde tenía puesto un brazalete de oro. Los médicos que entonces ejercían la profesión en Cuba consiguieron salvar los brazos de Maricusa, a la que estuvieron a punto de cortar las manos por las quemaduras que sufrió. Una de sus hermanas corrió peor suerte y terminó muriendo en el incendio.

Continuará…

Por Esteban Novillo Peláez


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Testimonios del exilio cubano: Antonio Peláez Huerta (2002)


Antonio Peláez Huerta, ex presidente del Centro Cubano de España, llegó a Madrid hace cuarenta y dos años, dos meses después de que Castro nacionalizara por decreto las cien empresas más importantes de la isla. Desde entonces no ha dejado de denunciar los crímenes de un régimen que ha convertido su país en una prisión. Aunque son muchos los años que lleva fuera de Cuba, está absolutamente convencido de que muy pronto volverá a la que sigue considerando su patria. 
Guardo las escrituras de propiedad de todo lo que un día fue de mi familia.

Pregunta: ¿Cuántos años tenía usted cuando triunfó la revolución castrista?Respuesta: Veintitrés. El año anterior había regresado de la Universidad de Georgetown donde estudié Administración de Empresas. En 1959 trabajaba en la empresa familiar y estudiaba Ciencias Comerciales en la Universidad Católica de Santo Tomás de Villanueva de La Habana.

P: Usted es hijo de emigrantes españoles.
R: Asturianos, del Concejo de Piloña. Mi padre llegó a La Habana en 1907 a bordo del vapor Alfonso XIII. Sólo tenía 15 años. Mis abuelos tuvieron que empeñar las vacas para pagarle el pasaje.

P: ¿Cómo le fue a su padre en Cuba?
R: Muy bien hasta que se encontró con Fidel Castro. Nada más llegar a la isla aprendió el oficio de bodeguero, lo que en España sería un tendero en una tienda de ultramarinos. Pocos años después ya era dueño de una empresa que llegó a vender tres millones de sacos de arroz al año. En 1960, cuando Castro la expropió, la propiedad de mi padre valía seis millones de dólares de la época.

P: ¿Les compensaron por la expropiación?
R: No nos dieron ni un peso. Por la radio nos enteramos del decreto que nacionalizaba las cien empresas más importantes del país. Cuando llegamos a las oficinas, un funcionario del régimen, acompañado por varios policías, nos exigió que le entregáramos las llaves y le dijéramos la combinación de las cajas fuertes. Lo perdimos todo. En sólo un par de horas le robaron a mi padre el esfuerzo de toda su vida. Otros tuvieron más suerte y lograron salvar parte de sus propiedades. Mi padre se equivocó. Pensó que aquella locura no podía durar mucho.

P: ¿Cuándo se decidió a abandonar la isla?
R: El cuatro de noviembre de 1960, un día después de que saliera la que hoy es mi esposa. Desde entonces vivimos en España. Aquí trabajé como economista hasta que me jubilé hace diez años.

P: ¿Cuándo se dio cuenta de que el régimen de Fidel Castro se mantendría en el poder?
R: Después del fracaso de Playa Girón. Tras comprobar que Kennedy había traicionado a los cubanos.

P: ¿Volverá a Cuba?
R: Claro que volveré. No lo dude. Castro está muy enfermo y no puede durar mucho.

P: Queda su hermano.
R: Raúl no tiene futuro. Es también un hombre mayor y está alcoholizado. Ha colocado a los jefes del ejército al frente de las grandes empresas, pero los mandos medios, los que tienen las tropas a su cargo, no van a permitir que todo siga igual. Raúl no durará mas de seis meses.

P: Me asombra su optimismo después de vivir más de cuarenta años lejos de Cuba.
R: Yo no me he ido jamás de Cuba. Nada ni nadie conseguirá que me olvide de mi país, de mi casa y de mis propiedades. Algún día recuperaremos lo que nos robaron. Cuando aquello cambie todo llegará por sus propios pasos. Guardo las escrituras de propiedad de todo lo que un día fue de mi familia. Cuando en Cuba exista un estado de derecho se hará justicia a todas las víctimas del castrismo.

P: Menos a los muertos.
R: Desgraciadamente así es. Después de cuarenta y tres años de tiranía son muchos los que han muerto sin regresar jamás a su país.

P: Usted es un gran aficionado a la Historia. ¿Cuántas han sido las personas fusiladas por Castro desde 1959?
R: Desde que llegó al poder, hasta 1991, el régimen castrista ha fusilado a 10.000 personas. Cinco mil eran españoles o hijos de españoles. El presidente de la Asociación Cubano-Española, Ernesto Vandama Puente, y yo acusamos a Castro de estos crímenes en el Juzgado Nº 5 de la Audiencia Nacional. Presentamos la lista de los ejecutados, fotocopias de varias sentencias de muerte y la Constitución Cubana de 1940.

P: ¿Qué les contestaron en la Audiencia?
R: Nada. Baltasar Garzón nunca nos comunicó por escrito que no hubiera admitido a trámite la denuncia, pero tampoco la tramitó. Suponemos que en algún cajón de la Audiencia están los documentos que presentamos.

P: ¿Por qué a la inmensa mayoría de los españoles les resulta indiferente el sufrimiento del pueblo cubano?
R: En España, como en muchos países de Europa, existe un gran odio a Estados Unidos. Creen que Castro es su enemigo, por eso prefieren mirar para otro sitio antes que admitir sus crímenes. Llevan más de cuarenta años defendiéndole y son muy pocos los que tienen el valor de reconocer que se han equivocado. La mayoría de los medios de comunicación españoles tampoco ayudan a que se sepa lo que pasa en Cuba. Están financiados por empresas que tienen negocios con el régimen de Fidel Castro. No van a tirar piedras contra el tejado que desgraciadamente comparten con un tirano.

P: ¿Qué opinión le merece el exilio cubano?
R: Tiene un mérito enorme. Jamás ha perdido la esperanza y ha dejado de luchar. A pesar de que existe una gran división y mucho afán de protagonismo, nadie puede negarle a los cubanos su amor por su país y, su lucha por regresar a una isla que no quisieron olvidar.

P: Usted ha recibido a miles de cubanos en el Centro Cubano de España, ¿qué diferencias existen entre los cubanos que se exiliaron en los años sesenta y los que llegan ahora?
R: Nosotros teníamos un gran deseo de libertad, no queríamos conformarnos con vivir en una cárcel. A los que salen ahora de Cuba les mueve más el deseo de mejorar económicamente. Cuarenta y tres años de tiranía se notan. Muchos de los que ahora llegan jamás fueron libres, es hasta cierto punto lógico que no añoren lo que no conocieron.

P: ¿Qué es el Centro Cubano de España?
R: Un milagro de supervivencia. Un grupo de gente que lleva cuarenta años ayudando a los compatriotas que llegan de Cuba. A pesar de que son varios los que han intentado utilizarlo en su provecho, el Centro Cubano de España ha conseguido mantener su independencia.

P: Desde el 15 de marzo se les exige a los cubanos una visa de tránsito para entrar en España.
R: Es lamentable. Con Cuba tendría que existir un cupo de entrada como los que existen con otros países con los que España tiene menos responsabilidad histórica. Algún día los políticos españoles se arrepentirán de su política respecto a Cuba. No se puede ayudar a Castro a esclavizar a los cubanos en la isla y al mismo tiempo cerrarles las puertas a los que quieren huir de él.

Entrevista realizada por Víctor Llano para libertaddigital.com en junio de 2002 a Antonio Peláez Huerta en Madrid, donde seis años más tarde falleció (2008).

José María Barceló y Maricusa Cuadrado (Cuba. 1958)


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Historias de Cuba…próximamente


José María Barceló y Maricusa Cuadrado (Cuba. 1958)

José María Barceló y Maricusa Cuadrado (Cuba. 1958)

Historias de Cuba…desde el próximo 5 de noviembre y, periódicamente, llegará a este blog «Historias de Cuba» con testimonios reales e historias de la Cuba de principios de siglo XX y los españoles que emigraron a aquella isla, por entonces, tan próspera….La primera parte contará la historia de la familia Barceló Cuadrado, de su llegada a Cuba y cómo fueron abriéndose un hueco mientras que en España eran años duros en los que la pobreza asolaba el país.